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    La lucha laboral que sacude a una organización prodemocracia

    En la organización internacional de democracia IFES, un nuevo sindicato de empleados y un exnegociador de crisis de las Naciones Unidas convertido en CEO están intercambiando acusaciones de comportamiento antidemocrático.

    By Michael Igoe // 26 March 2024
    Los expertos electorales de IFES participan en una simulación de tabulación de votos antes de las elecciones regionales y municipales. Foto: IFES

    (This is a Spanish translation of an article originally written in English. Read the English version here.)

    Los empleados de la Fundación Internacional para Sistemas Electorales, o IFES, una organización prodemocracia de 37 años de antigüedad con sede fuera de Washington, D.C., sabían que estaban enfrentando una batalla cuesta arriba contra autócratas globales. No esperaban estar atrapados en una lucha de meses con su presidente y CEO sobre derechos laborales dentro de su propia organización.

    Cuando los empleados de IFES con sede en Estados Unidos votaron para formar un sindicato en julio de 2022, esperaban salir de la pandemia de COVID-19 con una voz más fuerte en decisiones sobre el futuro de su organización y con protecciones más claras de los derechos del personal de la sede.

    En cambio, se sienten desmoralizados por la ironía de trabajar para una organización que promueve la democracia participativa en el extranjero, pero cuyos líderes han socavado su propio movimiento laboral de base, dijeron múltiples empleados a Devex bajo condición de anonimato por temor a represalias.

    “Si usted quiere trabajar en una organización que tiene una misión para los derechos humanos, tiene que sacrificar su derecho humano a condiciones de trabajo justas y equitativas”, dijo un empleado. “La hipocresía de eso sigue doliendo más y más”.

    Mientras tanto, según notas internas vistas por Devex, los líderes de IFES dicen que es el nuevo sindicato de empleados el que ha recurrido a “tácticas clásicas de desinformación” y ataques personales en su campaña pública para presionar a la dirección de la organización. Sostienen que las directivas han negociado de buena fe, y sugieren que el sindicato no lo ha hecho.

    En todo el sector de la ayuda extranjera de Estados Unidos, las organizaciones están lidiando con una competencia más fuerte en un entorno financiero más ajustado, junto con normas laborales transformadas por la pandemia del COVID-19 y el recambio generacional.

    Otras varias organizaciones internacionales prodemocracia con sede en Estados Unidos, incluidos el Instituto Nacional Demócrata y Freedom House, han visto cómo su personal se sindicaliza en los últimos años, con diferentes grados de resistencia y aceptación por parte de las directivas. Esfuerzos similares se han hecho a través de financiadores filantrópicos como la Open Society Foundations, así como en agencias de ayuda del gobierno de Estados Unidos, incluida la Millennium Challenge Corporation y la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos.

    Pero en IFES, que proporciona asistencia técnica a funcionarios electorales, realiza investigaciones sobre sistemas electorales y apoya la participación de grupos de la sociedad civil en procesos democráticos, la brecha entre el sindicato y el liderazgo se ha vuelto particularmente amarga y pública.

    El sindicato lleva radicadas 14 quejas por prácticas laborales injustas contra la organización y ha recurrido a la plataforma de redes sociales X para avergonzar públicamente a la dirección por su presunta conducta antilaboral. Los organizadores sindicales le dijeron a Devex que en lugar de aceptar los resultados democráticos de su elección, el CEO Anthony Banbury —un condecorado exgerente de crisis de las Naciones Unidas– ha menospreciado y deslegitimado sus esfuerzos, y considera su lucha por los derechos laborales en la organización como un insulto personal.

    Banbury —quien declinó una entrevista pero respondió preguntas de Devex por correo electrónico– rechazó esa caracterización y minimizó la tensión.

    “Siempre he apoyado el derecho del personal a organizarse y he respetado la decisión de los trabajadores de formar un sindicato, al igual que todos los líderes de IFES”, escribió.

    “Después de la votación para sindicalizarse, nos comprometimos a trabajar de buena fe con los representantes sindicales para negociar un convenio colectivo. Hemos cumplido con ese compromiso, dedicando considerable tiempo, energía y recursos a negociaciones productivas”, escribió.

    La consejera general de la organización y vicepresidenta de relaciones laborales y recursos humanos, Natasha Campbell, le dijo a Devex que el “tono” de las negociaciones con el sindicato ha sido “desafiante en ocasiones”. Aun así, negó que los líderes de la organización hayan adoptado un enfoque antisindical.

    “No creo que IFES sea una… no quiero usar la palabra ‘antisindical’ o una ‘organización antisindical’. Es una organización que está en transición”, dijo en una entrevista.

    Los empleados que hablaron con Devex dijeron que formaron un sindicato debido a su compromiso con la organización, y que su objetivo era hacer de IFES un mejor lugar para trabajar.

    “No invertiríamos todo este tiempo y energía en mejorar algo que no nos importara”, dijo un segundo empleado.

    Un sindicato más perfecto

    El impulso de sindicalización en IFES, que emplea aproximadamente a 500 personas en 33 oficinas en todo el mundo, surgió de una combinación de la reconsideración general de la vida laboral introducida por la pandemia de COVID-19 y las preocupaciones únicas de una fuerza laboral energizada por problemas de poder, inclusión y el proceso democrático.

    El personal comenzó a organizarse en 2021 cuando los empleados con sede en Estados Unidos todavía trabajaban completamente de forma remota debido a la pandemia por COVID-19. La organización hizo encuestas y audiencias para evaluar las actitudes de los empleados hacia el regreso a la oficina, pero muchos dudaban de si las opiniones que compartían realmente estaban informando las decisiones políticas. Según varios empleados, una reunión en noviembre de 2021 sobre el regreso a la oficina agudizó la brecha entre lo que los empleados decían que querían y lo que decidían sus gerentes.

    Un tercer empleado describió la reunión —programada para una hora pero se extendió a dos– como “un imán de problemas” que solidificó un sentido arraigado de que “se les pregunta a los empleados cuáles son sus opiniones sobre sus propias condiciones de trabajo... pero luego estas no se escuchan de manera significativa”.

    Un quinto empleado describió una concentración de poder “en la cúspide misma”, junto con un esfuerzo por “convencer a todos los demás de que sí tienen voz solo para tranquilizarlos” como “la semilla de la frustración” que creció hasta convertirse en el sindicato.

    Una dinámica similar se dio en el enfoque de la organización hacia la diversidad, equidad e inclusión, dijo un sexto empleado. Se le dieron oportunidades al personal para examinar las operaciones de la organización a través de una lente antirracista, dijeron, pero las propuestas concretas para el liderazgo de IFES —como contratar a un profesional para liderar el trabajo– fueron descartadas.

    El empleado dijo que ha sido frustrante ver cómo DEI “se presenta como un compromiso institucional, cuando todo lo que se ha hecho ha sido impulsado por un pequeño comité de voluntarios sin financiación y sin sentido de aprobación”.

    La creciente tensión es en parte un producto de las presiones del mercado más amplias en el sector de la ayuda extranjera de Estados Unidos.

    El principal financiador de IFES, el gobierno estadounidense, ha expresado su deseo de ver más financiamiento y poder de toma de decisiones descentralizados en los países y comunidades donde operan los programas que financia, en lugar de acumularse en las sedes de grandes contratistas y ONG con sede en Estados Unidos.

    Pero esta acogida a la “localización” en toda la industria ha provocado una “carrera hacia el fondo”, dijo el mismo empleado de IFES a Devex. El personal que mantiene en funcionamiento la organización se encuentra subvalorado y sobrecargado de trabajo, mientras que los “líderes de pensamiento” mejor remunerados que pueden ayudar a que la organización se destaque en las propuestas de financiamiento son quienes se benefician, dijo el empleado.

    Los empleados de IFES que hablaron con Devex dicen que todos quieren ver que ocurra la localización, pero la forma de lograrlo es asegurando un apoyo técnico adecuado a los socios locales, no menospreciando a los empleados que la suministran.

    “Muchas organizaciones simplemente han comenzado a devaluar al personal de nivel inferior porque caen en esta mentalidad de… necesitamos ser vistos como alguien que destina la mayor parte de nuestro presupuesto a organizaciones locales”, dijo el mismo empleado.

    “Pero la realidad es que se pueden hacer ambas cosas. Se puede apoyar a socios locales y también proporcionar un apoyo técnico realmente sólido a dichos socios locales”, dijeron.

    El personal esperaba que después de la votación para establecer un sindicato en julio de 2022 pudieran obtener una voz más fuerte en las discusiones sobre la dirección estratégica y las operaciones de IFES. Pero, dijeron, su deseo de abordar preguntas de mayor alcance —como el papel del personal de la sede en una era de localización– ha sido sofocado por un nivel inesperado de resistencia desde la cima.

    “Ha sido simplemente un proceso muy desagradable”, dijo un séptimo empleado. “Ni siquiera estamos hablando de este tipo de problemas enormes que nos importan”.

    Retroceso democrático

    A raíz de la votación sindical, las preocupaciones que llevaron por primera vez a los empleados de IFES con sede en Estados Unidos a organizarse se endurecieron en una serie de enfrentamientos con el liderazgo que han dejado desilusionados a los involucrados en este esfuerzo.

    Varios empleados le dijeron a Devex que estaban decepcionados por un mensaje de Banbury después de la elección sindical en el que recordaba a los empleados que, dado que IFES es una organización global, la decisión de sindicalizarse solo reflejaba el sentir de su minoría con sede en Estados Unidos.

    “No le resta legitimidad al sindicato observar que representa al 24% de nuestra fuerza laboral global", escribió Banbury a Devex.

    Antes de convertirse en CEO de IFES, Banbury pasó más de dos décadas en las Naciones Unidas atendiendo emergencias complejas, desde el tsunami del Océano Índico de 2004 hasta la República Centroafricana, pasando por los arsenales de armas químicas en Siria, hasta la primera misión de salud de emergencia de la organización internacional en respuesta a la crisis del ébola en África Occidental en 2014. En 2016, anunció su renuncia en un artículo de opinión de The New York Times en el que acusaba a la organización internacional de “una gestión colosalmente deficiente”.

    Banbury asistió inicialmente a las sesiones de negociación con los representantes del sindicato para negociar un acuerdo laboral provisional, pero varios empleados le dijeron a Devex que a menudo se tornaba muy emocional o trataba al personal “como niños”, mientras les explicaba la definición de negociación.

    “Espero que los empleados en todos los niveles vivan nuestros valores en todas sus interacciones. Aunque no he asistido a una sesión de negociación desde febrero de 2023, tengo plena confianza en nuestro equipo negociador para llevar a cabo negociaciones con un espíritu de respeto y profesionalismo”, escribió Banbury a Devex en respuesta a una pregunta sobre las negociaciones.

    En una reunión de todo el personal el 5 de abril de 2023, dedicada a las relaciones laborales en IFES, Banbury reconoció que había recibido comentarios de que su tono había sido demasiado directo, y dijo que se había disculpado y ajustado su enfoque en consecuencia. Luego, estableció un marcado contraste con la estrategia de comunicación que veía desde el sindicato de empleados, la cual dijo que había dañado la reputación de IFES.

    Según las notas de la reunión, Banbury recordó a los empleados de IFES que a lo largo de su carrera había liderado negociaciones para garantizar la liberación de rehenes en zonas de guerra, obtener acceso a áreas afectadas por el ébola, eliminar armas químicas de Siria y con el líder de un país muy corrupto, según notas detalladas de la reunión que fueron compartidas con Devex.

    Banbury dijo que solo una vez antes había visto las tácticas de desinformación que estaba utilizando el sindicato de empleados —las notas no especificaron en qué instancia– y culpó al sindicato de erosionar la confianza y de prolongar las negociaciones.

    Consultado sobre estos comentarios, un portavoz de IFES declinó hacer comentarios y escribió a Devex que “va en contra de la política de IFES hacer comentarios o compartir el contenido de las comunicaciones internas con el personal fuera de la organización”.

    La relación entre el sindicato y los líderes de IFES dio un giro significativo para empeorar en marzo de 2023, cuando Gina Chirillo, empleada de IFES por nueve años y líder del esfuerzo de organización sindical, fue despedida de forma sumaria por presuntamente violar la política de redes sociales de la organización sin fines de lucro.

    Chirillo había publicado en su cuenta personal en el sitio de redes sociales X describiendo una de las políticas del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como “mierda de payaso” —y recibió un aviso de despido una semana después.

    El sindicato no perdió tiempo en presentar una queja por prácticas laborales injustas contra IFES ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales, o NLBR, en inglés, una agencia federal independiente que hace cumplir los derechos de los empleados, argumentando que la organización la había atacado injustamente debido a su participación en el sindicato, utilizando su tuit como pretexto.

    La NLRB escuchará el caso de Chirillo — junto con otras quejas – el 17 de junio, e IFES y el sindicato han lanzado acusaciones de un lado al otro en la antesala.

    “El gobierno de Estados Unidos proporciona aproximadamente el 70% del financiamiento de IFES. Referirse a las acciones del presidente de Estados Unidos como ‘mierda de payaso’ ciertamente podría avergonzar a IFES”, escribió la organización en su moción para desechar la queja del sindicato. La moción acusa a Chirillo de expresar “vitriolo profano mientras se presentaba como representante de la organización".

    Pero según la presentación del sindicato en oposición a esa moción, IFES “se ha aferrado a esta publicación como excusa para despedir a Chirillo, ignorando sus propias políticas y prácticas, incapaz de resistir la oportunidad de eliminar a una líder sindical vocal y efectiva tanto del lugar de trabajo como de la mesa de negociación”.

    En respuestas escritas a Devex, Banbury dijo que no podía comentar sobre un caso específico, pero escribió que “IFES no ha tomado ninguna medida adversa contra ningún miembro del personal de IFES por actividades relacionadas con el sindicato. Sugerir lo contrario es simplemente falso”.

    “IFES respeta los derechos del personal a organizarse y participar en actividades sindicales protegidas, pero ser miembro del sindicato en IFES no disminuye las responsabilidades del personal para ejercer el buen juicio, incluido al hablar en foros públicos, especialmente cuando se identifican con su afiliación a IFES”, continuó.

    Sascha Eisner, organizador laboral que representa a IFES mediante un capítulo local del Sindicato Internacional de Empleados de Oficina y Profesionales, dijo que el liderazgo de la organización ha utilizado el manual antisindical típicamente asociado con empresas conocidas por disolver sindicatos.

    “Para una organización sin fines de lucro en el ámbito de la democracia, es absolutamente horroroso”, dijo.

    El sindicato ahora ha presentado 14 quejas por prácticas laborales injustas contra IFES, que van desde la terminación ilegal a la negativa a proporcionar información financiera, hasta la falta de negociación sobre cambios en beneficios. Según el sindicato de empleados, la NLRB hasta ahora ha encontrado mérito en 11 de ellas — aunque esto no necesariamente significa que la junta fallará a favor del sindicato – mientras que las tres quejas restantes aún están bajo revisión.

    Después del despido de Chirillo, el sindicato de IFES coordinó una campaña entre algunos empleados para usar calcomanías que decían: “No trabajaremos con miedo”. En respuesta, según varias personas, Banbury escribió en un correo electrónico a todo el personal que era poco profesional que los empleados en Estados Unidos afirmaran que tenían miedo cuando tenían colegas enfrentando violencia en Sudán y en otros lugares.

    “Eso me pareció bastante inapropiado —utilizar el sufrimiento de los colegas como arma”, dijo el tercer empleado de IFES a Devex.

    “Podemos estar extraordinariamente preocupados por nuestros colegas en zonas de guerra, y lo estamos. Y también podemos tener miedo de que nos despidan por publicar una pregunta en un chat de trabajo en una reunión general”, dijo un octavo empleado.

    En respuesta a una pregunta sobre este intercambio, Banbury escribió que “IFES sigue siendo conocido como uno de los empleadores más deseables en el espacio de apoyo a la democracia”.

    “IFES, al igual que otras ONG donde los empleados se han organizado recientemente, se encuentra en medio de un periodo de cambio muy real. El cambio trae cierta incertidumbre para todos, tanto para los empleados de la unidad de negociación como para los gerentes”, escribió Banbury.

    Pero los empleados que hablaron con Devex se sintieron agraviados al sentirse vilipendiados por tratar de aplicar los mismos valores de organización democrática en su propio lugar de trabajo que los que abogan externamente con socios de todo el mundo.

    “Somos una organización que promueve la democracia, las elecciones, la integridad y vive sus valores en todo el mundo, y ni siquiera estamos haciendo eso en casa”, dijo el octavo empleado.

    “Todos somos fanáticos de las elecciones”, dijo el primer empleado. “Las personas que se preocupan profundamente por las elecciones, la democracia, el gobierno y el trato justo se entusiasman por trabajar en eso y organizarse, pero luego somos vistos como un problema”.

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    About the author

    • Michael Igoe

      Michael Igoe@AlterIgoe

      Michael Igoe is a Senior Reporter with Devex, based in Washington, D.C. He covers U.S. foreign aid, global health, climate change, and development finance. Prior to joining Devex, Michael researched water management and climate change adaptation in post-Soviet Central Asia, where he also wrote for EurasiaNet. Michael earned his bachelor's degree from Bowdoin College, where he majored in Russian, and his master’s degree from the University of Montana, where he studied international conservation and development.

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